El informe de Fundación Telefónica “Sociedad Digital en España 2020-2021” no deja lugar a dudas. El teletrabajo vino para quedarse.
La revolución digital ha puesto en duda el modelo de organización de trabajo que tenemos hasta ahora. El concepto de presencialidad se va difuminando por nuevas modalidades apoyadas en la ausencia física del trabajador en su puesto de trabajo. Ante este nuevo escenario, el principal escollo a batir es la posible perdida de información de todo el equipo, pero gracias a las conexiones en red y la sincronización simultánea del trabajo este problema parece desaparecer.
Según el INE (Instituto Nacional de Estadística) en 2019 en España solo el 4,8% teletrabajaban al menos la mitad de los días. El Covid aceleró este crecimiento de forma exponencial, los datos en abril de 2020 situaban este porcentaje entre un 18-35% de personas teletrabajando.
El predominio del teletrabajo varía mucho entre sectores y ocupaciones, primando las áreas tecnológicas, servicios empresariales, actividades de educación y publicación o el mercado financiero y de telecomunicaciones. En detrimento de estos, destacan los servicios administrativos y de apoyo, así como la industria manufacturera.
El trabajo en remoto cuenta con sus desventajas. Una encuesta llevada a cabo por Eurofound durante el confinamiento, reflejó que 1 de cada 4 trabajadores realizaba más horas de las estipuladas. Un 30% confesó sufrir preocupaciones por asuntos del trabajo durante su tiempo libre y finalmente 1 de cada 5 encuestados atesoraban problemas para concentrarse debido a que convivían con menores de 12 años.
Dicho lo cual, la pregunta se vuelve a repetir, ¿Ha llegado el teletrabajo para quedarse?. En palabras de Claudia Canals, lead economist en Caixabank, todo parece indicar que el aumento del teletrabajo va a ser una realidad. Para argumentar su explicación se apoya en tres razones de peso. La primera es el aumento de la productividad y el aumento de concentración. En segundo lugar, destaca la importancia de los procesos digitales que permiten estar conectados al momento. Por último, la responsabilidad medioambiental y las demandas de los trabajadores en aspectos como, conciliación y flexibilidad apoyan este proceso.
Sin embargo, gran parte de los encuestados no contempla un trabajo 100% remoto y considera que lo ideal es un proceso mixto. La empresa y el trabajador deben ir de la mano. La empresa deberá depositar su confianza en el empleado y a su vez el empleado solo se beneficiará si sus condiciones laborales y personales son las adecuadas para teletrabajar.